martes, 15 de agosto de 2017

Impacto Social


En todos los municipios del país, uno de los principales problemas es el manejo de los residuos sólidos, por sus costos monetarios, sus daños al ambiente y a la salud humana.


En este sentido, se han realizado importantes esfuerzos para encontrar alternativas y reducir los impactos negativos, que sean rentables y que generen ingresos. Una de estas alternativas es producir abono orgánico a partir de los residuos.


Es necesario aprovechar el interés para introducir y  fortalecer  las  ideas acerca de la viabilidad para la elaboración de abonos orgánicos utilizando los desechos domiciliarios, agroindustriales y agrícolas. Para ello es necesario dar un salto en el manejo tradicional de los residuos sólidos, asumiendo nuevos retos, impulsando distintas técnicas para la elaboración de abono orgánico.

El objetivo principal del uso de compost es suministrar los minerales en la nutrición inorgánica a los cultivos. La mineralización de la materia orgánica permite la liberación de minerales los cuales son absorbidos fácilmente por las plantas y favorecen la eliminación de los patógenos, que podrían estar fácilmente  en  la  materia  orgánica  fresca  y  causar  daño  al  cultivo.       

La evaluación de tecnologías aplicadas en la elaboración de composta para fertilizar las aéreas verdes, suelos de conservación y aéreas agrícolas contribuyen a la producción y utilización de abonos orgánicos y sustituyen los fertilizantes químicos, cuyo incremento de precios y efectos contaminantes y degradantes afectan adversamente tanto económica como ambientalmente a productores y a los habitantes del Distrito Federal.

El cambio tecnológico con el uso de composta genera una reducción en los costos e incide favorablemente en la producción, la conservación y el impacto ambiental.

Las basuras ahogan a las ciudades. Son un problema fundamental en las grandes ciudades. Todos y cada uno de nosotros generamos cantidades de la misma, a veces sin conciencia de cómo esto nos afecta, sin tener en cuenta tampoco, en muchos casos, que podríamos hacer para disminuir el impacto que causamos.
Este proyecto impacta en nuestra sociedad obligandonos a pensar que hay algo que se puede hacer con los desperdicios orgánicos y que debemos tomarnos el tiempo de clasificarlos en contenedores aparte y de hacer al acopio de los mismos en lugares específicos para que luego puedan ser procesados y vueltos a utilizar para abonar las mismas tierras que son fuente del sustento de la humanidad en todo el planeta.

Esta conciencia que se genera, al menos en este aspecto, tiene el potencial de hacernos pensar en lo que podemos hacer para aplicar el mismo principio a tantas cosas que compramos sólo porque es una moda y que invariablemente terminan en la basura.

Por ejemplo una de las ideas que pueden lograr que vayamos dejando de ser una sociedad consumidora de productos desechables, pueda ser la de una sociedad consumidora de servicios en la cual lo que interesa no es el dispositivo en sí, sino el servicio que este presta. Por ejemplo, nos interesa lavar nuestra ropa, no tener la lavadora más computarizada del mundo. De modo que, ahora los fabricantes se puedan concentrar en hacer máquinas lavadoras más eficientes, de mayor durabilidad, menor consumo energético, etc. y que las ganancias de estos no provengan de la venta de las máquinas sino del servicio que estas prestan.



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